MaloYo soy malo. ¿Recuerdas cuando Gina
me lo llamaba -
Malo-, no con esa
complicidad coqueta tras mi típica broma
cruel a costa de alguien, sino en serio
y con la gravedad de lo que es cierto
y muy triste (ya estábamos
a punto de dejarlo).
Es curioso: de niños somos ‘malos’
sin más; después ser malo
se llena de matices: eres cínico
(malo), rebelde (malo), contestón
(malo).
Llegas a adulto y las palabras
recuperan su antigua contundencia:
te miran con sorpresa y rebuscado
espanto y
¡Tú eres malo!, dice alguien
resumiéndolo todo, tus traiciones
cotidianas, tus infidelidades,
tu vicio: causar daño.
Vicios: Bichos.
Ninguna casa está libre de bichos.
En cada grieta, bajo tu colchón.
Huyen de ti, te pican, te dan miedo.
Se alimentan de ti.
[in
Monstruos perfectos, Renacimiento, 1997, p.33]
Género profesor (de Teoría Literaria-Lírica)
Ser necio y tener trabajo:
eso es la felicidad.
Gottfried Benn
Nos enseñaba a odiar la poesía,
y estas fueron sus víctimas: tantísimos
tontos de facultad, muy licenciados
en cháchara semiótica.
Los logros
conseguidos (menos lectores, menos
competencia) aseguran el relevo
en la especie académica (o el pincho
de las 12 entre clase y seminario).
Suya no fue la culpa si le hicieron,
en un rapto de olvido, indispensable.
[idem, p. 20]
Oración de CaínGracias, odio; gracias, resentimiento;
gracias, envidia:
os debo cuanto soy.
Lo peor de nosotros mantiene el mundo en marcha
y la ira es un don: estamos vivos.
De quien demonios sean las sonrisas,
derrochadas igual que mercancía barata,
yo nunca me he ocupado.
Gracias por no dejarme ser inconstante y dulce
mientras levanta el mundo su obra minuciosa de dolor
y nos hacemos daño unos a otros
amándonos a ciegas,
con torpes manotazos.
Yo soy esa pregunta del insomnio
y su horrible respuesta.
Bésanos en la boca, muchedumbre, y esfúmate,
que estamos siempre solos y no somos felices.
Gracias, angustia; gracias, amargura,
por la memoria y la razón de ser:
no quiero que me quieran al precio de mi vida.
Gracias, señor, por mostrarme el camino.
Gracias, Padre,
por dejar a tu hijo ser Caín.
[in
Autopsia. Poesía 1989-2004, p.186]
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