22 setembro 2009

Jordi Virallonga

He ido a por palabras al mercado

He ido a por palabras al mercado,
a que me digan: ¡hola rubio, míralo
qué guapo va! ¿has ido al peluquero?
Cuánto tiempo sin verte ¿dónde estabas?
¿y los niños? Habrán crecido mucho.
¿Y tu esposa, qué dice tu mujer,
ya te deja venir solo al mercado?
Si fuera yo no te quitaba ojo,
pero ojito lo que haces que la llamo.

Se murió, iba a decirle,
pero preferí comprarle huevos,
medio pollo y un conejo.
La vida sorprendentemente es dulce
cuando todo pasa tal si el tiempo no pasara,
como pasa en los cuentos, en la cama,
es el guiño de mis hijos al decirme que estoy feo
o en las noches que no cierran bruscamente la ventana.

[in Por vivir aquí, Bartleby, p.135]

Gratitud

Me preguntas quién soy
pero dices qué es de mí,
por qué me encuentro mal y bebo
en vez de ir al siquiatra y al gimnasio.
Sospecho que mi vida es lo que no recuerdo,
pero siento que me basta lo que he sido.

Tú me miras con piedad,
y lo agradezco.

[in Respiro]


Inocencia

No es el verdugo quien dicta ni atiende
los asuntos mundanos. Sólo hace su trabajo.
También el asesino que asesina,
la víctima que muere, los testigos
que atestiguan que sí, que no o quién sabe,
todos ellos, la gente que pasaba,
la prensa que pensaba, hacían su trabajo.

Mas no temáis. Ni ellos ni yo ni nadie
debemos responder ante la historia.
Si acaso el rey o dios, que son irresponsables,
paradigmas verbales del odio y de la gloria.

[in a media voz]

Sem comentários:

Enviar um comentário